Lisa no acertaba a coger la cámara para detener a la muñeca que, contra la fuerza de Amelia, intentaba atraerla hacia su boca para comersela. Gabriel y Noa no paraban de gritarle a Lisa que hiciera ya la foto. Carlos, por no poder, no podía ni cerrar la boca del susto que tenía. Cuando al fin Lisa pudo hacer la foto, la muñeca no pudo mas que reir y burlarse de las ridículas soluciones que ponían los libros de leyendas. Salió del todo del buzón y pudo acercar mas a Amelia para comérsela en tres bocados. Ante la aterradora escena que estaban viendo, todos echaron a correr, excepto Carlos, que no podía a similar que a su novia se la hubiesen matado de semejante manera. La muñeca le cogió por la piernas y empezó a darse el banquete con el segundo plato. Al ver que su hermano no estaba a su lado, Lisa paró de correr y miró hacia atrás, dándose cuenta que su hermano había caído en las garras de la muñeca. Con la intención de ayudarle, Lisa corrió hacia él y le cogió de las manos para tirar de él. Desgraciadamente, la muñeca tenía una fuerza imponente y pudo con ella, tragándose las manos que ella había estado sujetando.
Lisa echó a correr hacia donde estaban sus amigos, que le gritaban insistentemente que corriera mas. Pero en el camino se resbaló por la escarcha que tenía la hierba y la muñeca no tardó en darle caza, comiéndose hasta la última punta de su pelo mas largo. Noa y Gabriel no pararon de correr, viendo cómo la muerte se les acercaba. Se adentraron en el bosque y corrieron sin cesar. Al ver que Noa se iba cansando, Gabriel le cogió la mano y tiró de ella. Encontraro un árbol hueco y partido por un lado, por donde entraron dentro de él y se escondieron. El escondite era muy estrecho y los dos quedaron pegados uno frente a otro, escuchando como poco a poco la muñeca se iba acercando.
Los dos se miraron fíjamente y recordaron todos los momentos que vivieron juntos, sobretodo cuando estuvieron esos cuatro meses saliendo. Fue cuando se dieron cuenta de que nunca se dejaron de querer. Acercaron sus labios y se dieron el que sería su último beso. En ese momento, la muñeca descubrió su escondite, y al verlos besarse, empezó a deshacerse.
Lisa echó a correr hacia donde estaban sus amigos, que le gritaban insistentemente que corriera mas. Pero en el camino se resbaló por la escarcha que tenía la hierba y la muñeca no tardó en darle caza, comiéndose hasta la última punta de su pelo mas largo. Noa y Gabriel no pararon de correr, viendo cómo la muerte se les acercaba. Se adentraron en el bosque y corrieron sin cesar. Al ver que Noa se iba cansando, Gabriel le cogió la mano y tiró de ella. Encontraro un árbol hueco y partido por un lado, por donde entraron dentro de él y se escondieron. El escondite era muy estrecho y los dos quedaron pegados uno frente a otro, escuchando como poco a poco la muñeca se iba acercando.
Los dos se miraron fíjamente y recordaron todos los momentos que vivieron juntos, sobretodo cuando estuvieron esos cuatro meses saliendo. Fue cuando se dieron cuenta de que nunca se dejaron de querer. Acercaron sus labios y se dieron el que sería su último beso. En ese momento, la muñeca descubrió su escondite, y al verlos besarse, empezó a deshacerse.
-¡Noooo! -gritó la muñeca- ¡Malditos humanos, con su amor y su sentimentalismo! ¿Por qué yo nunca tuve esa facultad?
La muñeca se convirtió en ceniza que se esparció por el bosque a trevés del aire.
Más adelante, después de casarse, Noa y Gabriel encontraron la verdadera historia de la muñeca que veía cómo día a día se le iba la vida viendo que las personas podían sentir y ella no, y que tuvo que meterse dentro de un buzón para no tener que ver mas las muestras de amor de los humanos, a sabiendas de que, si volvía a ser testigo de una sola muestra de cariño mas, sería su última vida la que se destruiría.
Más adelante, después de casarse, Noa y Gabriel encontraron la verdadera historia de la muñeca que veía cómo día a día se le iba la vida viendo que las personas podían sentir y ella no, y que tuvo que meterse dentro de un buzón para no tener que ver mas las muestras de amor de los humanos, a sabiendas de que, si volvía a ser testigo de una sola muestra de cariño mas, sería su última vida la que se destruiría.
FIN