sábado, 23 de agosto de 2008

Pastel del Papa Pío

Estoy haciendo un pastel que se tarda en hacer 10 días, nada mas ni nada menos. Me dio la receta mi primo junto con la pasta con la que hay que hacerla. El pastel, o mas bien el bizcocho, viene de un convento de las monjas Descalzadas o algo así. Se llama "Pastel del Papa Pío". La receta consiste en añadir a la pasta que me da el que me da la receta, tantos ingredientes en 10 días, dejando reposar los días que te pone. Con la pasta que sale al final, llenas tres vasos y se los das a tres personas para desearles Fortuna y Salud, junto con la receta. Con la pasta que te haya sobrado, haces el pastel con los ingredientes que te viene. Los 10 días se reparten así:
-1º Día:Se vierte el contenido des uso en un recipiente . Se añade un vaso de azúcar y otro de harina, y no se mezcla
-2º Día:Se mezcla todo con una cuchara
-3º y 4º Día:No se toca
-5º Día:Añadir un vaso de azúcar, otro de leche y otro de harina, y no se mezcla.
-6º Día:Se mezcla todo
-7º, 8º y 9º Día:No se toca
-10º Día:Se apartan tres vasos y se entregan a tres personas, junto con la receta. Al resto de la masa se le añade:
2 vasos de harina
1 vaso de aceite de girasol
1 vaso de azúcar
1 vaso de leche
1 vaso de nueces o almendras (enharinar antes de echar a la mezcla para que no se vaya al fondo del bizcocho)
1 sobre de levadura
2 huevos enteros
1 manzana a trocitos (enharinar antes de echar a la mezcla)
1 pizca de vainilla
1 pizca de canela
Se mezcla todo y se pone extendida en una bandeja grande. Se mete al horno durante una hora aproximadamente a 180º.

Yo aconsejo untar la bandeja donde vayáis a echar la mezcla, con mantequilla, para que no se pegue el pastel. Creo que no voy a echar nueces ni almendras, que no me gustan. ¡Ah! y otra cosa, no se usa ni batidora ni frigorífico.
Como solo he hecho el 1º día, me tocará hacer otra cosa mañana, ya que es mi cumpleaños. Creo que haré una quesada, que me sale para chuparse los dedos. Otro día pongo la receta.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Vacaciones II

Estuve 6 días, la verdad, me parecieron pocos. No hizo muy bueno, pues estaba siempre cubierto, pero la temperatura fue agradable a pesar de no haber habido sol en casi todos los días, menos en el último y en la mañana del jueves. Sólo llovió una tarde, que me pilló justo cuando salía de bañarme en el mar, y la última noche. Teniendo en cuenta que todos los días estaba nublado, ha sido una suerte que haya llovido sólo en esos dos momentos.
Visité la playa de Cudillero, como ya dije en el anterior post, era bastante bonita. Al lado, había una cala en donde me metí solamente los pies.
La playa de Cadavedo, estaba en una área recreativa. Antes de llegar a la playa había un arrollo en el que se formaba una pequeña cascada. Al lado del arroyo había mesas para comer y mas adelante un molino de agua. Luego, al final del área recreativa estaba la playa, que era de piedras. Por la mañana, como está la marea baja, hay un cacho que no tiene piedras, por lo que fue un día por la mañana cuando me metí al mar en esa playa.
En la playa de Luarca no me metí, pero si la visité. Estaba al lado del puerto y al otro lado había una cala. Esa cala la vimos cuando subimos a un monte de Luarca. Desde arriba se veía toda la cuidad y el mar. Era altísimo. ¡Así costó subirlo el jodío!
Al lado de San Cristóbal, el pueblo donde estaba la casa donde nos alojamos, había un camino para ir a otra playa. Los últimos metros había que bajarlos andando y no es que fueran pocos metros... Al llegar abajo, enfrente de la playa había una cascada preciosa. La playa, cómo no, era de piedras. En un lateral de la playa, las piedras eran mas pequeñas y fue allí donde me bañé. No me puse el bikini, pensando que no me bañaría, pero al bajar abajo me entraron ganas de meterme, así que tu ve que subir otra vez al coche a ponerme el bikini y luego volver a bajar. Una vez en la playa estaba agotada. Cuando me metí un poco los pies, me quedaba quieta y el agua que había venido de una ola bajaba, se llevaba todas las piedras pequeñas y se quedaban las grandes, con lo que a medida que bajaba el agua daba la sensación de que te estaban haciendo acupuntura en los pies ¡Dios, qué dolor! Además en cuanto te metías un poco mas notabas como te daban las piedras que bajaban con el agua. Total, que me metí solo hasta las rodillas. Lo bueno que tenía esa playa es que era bastante bonita. Tenía tres cuevas y las rocas que la rodeaban eran preciosas.
La mejor playa en la que he estado ha sido en la de Othur. La arena era negra carbonizada, pero daba gusto pisarla en comparación con las otras. Era tan suave... Cuando llegamos me puse el bañador en el asco de servicios que había (lo único malo, los servicios, que olían a caca que despertaban a un muerto) y pusimos las toallas y todo en la arena. A nuestra derecha un grupo de chicos y chicas haciendo un agujero en el suelo. Al chico que estaba metido en el agujero de pie, sólo se le veía la cabeza. A nuestra izquierda un grupo de ingleses con una guitarra cantando... tengo dudas de si eso era cantar. Me metí al mar, toda enterita. Al rato tuve que salir porque venía muy negro (¡malditos ingleses cantando!) Cuando me estaba secando ya estaban cayendo gotas. Tuvimos que irnos todos rápido. Los ingleses dejaron de cantar. El grupo de chicos del agujero en el suelo se fueron corriendo y dejaron al chico que estaba metido en el agujero solo. Yo fui al servicio y me cambié con gran asco, intentando tocar lo menos posible del servicio. Cuando salí del servicio eso parecía el diluvio universal. Fui al coche y me metí rápido. Al lado estaba el coche del grupo que estaba a la derecha nuestra de la playa, es decir, a los del agujero. Un tiempo después, apareció el chico que estaba metido en el agujero, calado y lleno de arena. Me pregunto como habrá podido salir...
Visitamos Navelga, un pueblo que estaba a unos cuantos kilómetros de San Cristóbal. Pasamos allí un día entero, desde la mañana hasta la tarde. No tenía gran cosa que ver, salvo que había mucho senderismo ¡y muchos gatitos! (¡me encantan los gatitos!) Llegamos comimos en un restaurante y andamos un poco por el pueblo. Casi a las afueras del pueblo había un cartel que indicaba la ruta del Oro. La empezamos y cuando había un cruce entre dos caminos, un cartel nos indicaba hacia donde teníamos que ir, hasta que llegó un cruce que no había cartel ni nada. No sé si fuimos por el camino indicado, pero desde luego fuimos por un camino bastante bonito. Íbamos cuesta arriba y aquello parecía un bosque. Todo naturaleza, lo que a mi me gusta. Daba gusto ir por allí. Como no pretendíamos hacer la ruta entera cuando nos cansamos y vimos que era tarde dimos media vuelta.
El penúltimo día de vacaciones, buscamos con el coche un sendero por el que andar. Encontramos uno, no muy lejos de Luarca. El ambiente me dio la misma sensación que el camino de Navelga, pura naturaleza. Cuando estuvimos un rato andando, a la izquierda del camino, vimos dos casas abandonadas cubiertas de maleza, justamente lo que mencionamos que encontraríamos al principio del camino, en bromas. Después de ver las casas, que estaban bastante mal, volvimos al coche.
No han estado nada mal las vacaciones, a excepción del tiempo, pero ¡qué se va a esperar de Asturias, mi querida Asturias! Para el próximo año, más.

domingo, 17 de agosto de 2008

Vacaciones

Ayer regresé de mis vacaciones en Asturias, mi Asturias, tan querida por mi. Lo tiene todo, montañas preciosas, mar, aire puro, buena gente, buena gastronomía...
El lunes 11 de Agosto emprendí mi viaje. En el coche miraba a mi alrededor, despidiendo a los campos de paja llanos de Valladolid, esos campos sosos, deprimentes, secos, en fin todo lo que no me gusta. En lo que salía de Valladolid fue todo un aburrimiento. Pero cuando me adentré en las montañas... ¿cómo iba una a aburrirse viendo ese paisaje tan bonito? Estaba cubierto. Hubo una vez que las nubes estaban tan bajas, que nos cubrían y no se veía nada por la niebla. Pasados todos los túneles y peajes que había que pasar, ahí estaban los carteles que indicaban hacia donde ir para ir a Langreo... Yo pensaba: "No, Silvia, no vas a Langreo, qué mas quisieras tu" Pero los carteles no dejaban de salir y mi corazón no dejaba de latir sino mas fuerte. Cuando había un desvío hacia Langreo y nosotros pasábamos de largo, miraba el desvío con nostalgia hasta que se perdía de mi vista. Los carteles que indicaban Langreo se terminaron. Paramos en un bar a desayunar e ir al servicio y después nos encaminamos a la playa de Cudillero. No hacía para playa, pero al lado de la playa había para hacer senderismo y unas mesas para comer. Andamos por un camino el cual ponía al principio que era "La senda costera" Tenía unos cinco kilómetros de ida pero nosotros no creo que hicimos mas de 2 kilómetros. Yo, como siempre, me quedé con las ganas de hacerla entera, pero... Después de volver del camino comimos en las mesas y permanecimos allí, respirando el aire puro y húmedo de la costa. El mar estaba muy picado y había bandera roja (como para no enterarse, el socorrista lo decía constantemente por el altavoz). A pesar de la bandera roja, había algunos inconscientes que se metían, a parte de los surfistas. A la tarde tomamos algo en el bar que había también, al lado de la playa, y nos encaminamos a la casa que habíamos alquilado en San Cristóbal, cerca de Cadavedo y de Bada. La casa era pequeña, aunque tenía un jardín bien hermoso. Estaba a unos metrines del mar. Rodeada de vacas de leche y naturaleza. En frente había un camino por el que se iba a un bajante un poco chungo, para ir a una playa, seguramente de piedras. Casi todas las playas de esa zona (occidente) son de piedras. El pueblo en el que se encontraba la casa era bastante grande a como yo pensaba. Tenía, como no, a parte de vacas y demás animales, caballos, pues una aldea sin caballos en Asturias no es nada. Después de sacar las maletas y sacar lo que necesitábamos de ellas, fuimos por el camino que mencioné antes, por el que daba a una bajante para ir a una playina. No bajamos, pues vimos que la bajada estaba muy mal, así que seguimos el camino, que no sé a donde iría a parar porque nos volvimos en cuanto nos cansamos. La noche fue fresquita, nada de calores. Dormí de un tirón, aunque la almohada no fue de mi agrado.


CONTINUARÁ